Soñar es bueno

En estos últimos tiempos, me siento un soñador que siembra de palabras la noche y también el día. Se que no es para nada nuevo lo que digo, pero no deja de ser una realidad. Caminar por los senderos y vericuetos de la vida sin tener tropiezos, es toda una arrogancia. Quiero y deseo soñar, pues los sueños son el presente de un momento, el porvenir considero que es un tanto incierto. Reconozco que el traje negro y el mutismo visten de inteligente a cualquier persona. Hay personas que las podemos comparar con gran acierto con el corazón del loto, empapado y húmedo, de la sangre que vierte la viña roja.