A 170 años del fallecimiento de Mariano Necochea
Había nacido en buenos aires en 1792 hijo de Casimiro Francisco Necochea, vasco navarro, y de María Mercedes Porteña, también española, estudió en Sevilla siendo muy pequeño y regreso a Buenos Aires en vísperas de la Revolución de Mayo para hacerse cargo de los negocios dela familia por la muerte de su padre, en 1812 se incorpora al Regimiento de Granaderos a Caballo y con el grado de alférez combate en San Lorenzo, siendo el encargado de redactar el parte del combate, tarea que San Martín le encomendara por su distinguida cultura.
Se hallaba en Santa Fe, con una compañía de granaderos, cuando recibió la de marchar con destino a Tucumán para incorporarse al regimiento, ya que San Martín había sido designado jefe del Ejército del Norte.
Fue destacado para prestar servicios en la vanguardia de las tropas que debían apoyar los restos del ejército de Belgrano a las órdenes del general Rondeau. Marchó más tarde hacia el norte destacándose por su coraje en el encuentro del Tejar, el 26 de enero de 1815, donde se salvó de caer prisionero por la desmesura de su arrojo.
Así describe su biógrafo Yaben el hecho: “El jefe de vanguardia de las fuerzas del Alto Perú, Cnel. D Martín Rodríguez fue sorprendido por una división española y capturado con su fuerza en el Tejar, el capitán Necochea resistió en un corral de piedra con 25 granaderos, más al ver la inutilidad de sus esfuerzos, monta su caballo en pelo y como un rayo se lanza sobre la caballería enemiga, partiendo en dos la cabeza de un bravo soldado que intenta detenerlo y esgrimiendo siempre su ensangrentado sable, se abre paso a través de las tropas realistas, siendo el único que escapa de aquella sorpresa, gracias a su arrojo temerario”.
Estuvo en Venta y Media y Sipe Sipe, donde luego de un brillante desempeño, fue herido durante la retirada del ejército sucedida la derrota, y estuvo a punto de ser víctima de los lugareños pros realistas siendo salvado por el Cnel. Hilarión de la Quintana.
Tenía el grado de sargento mayor cuando comenzó la campaña a Chile. Se destaca por su acción en el combate de Las Coimas, donde al frente de un poco más de un centenar de granaderos derrota y pone en fuga a un contingente de 700 españoles el 7 de febrero de 1817.
Se distinguió en la batalla de Chacabuco, y en el parte que San Martín envió al gobierno señaló que el comandante Necochea, con su 4to Escuadrón y su escolta cayó por la derecha haciéndole un estrago terrible al enemigo.
Fue enviado más tarde al sur de Chile, concurriendo al asalto de la plaza de Talcahuano, el 6 de diciembre de 1817, estuvo en Cancha Rayada y en la batalla de Maipú, donde recibió una herida de importancia en la mano derecha.
Por su actuación en 1818 fue promovido a coronel graduado, obteniendo también la condecoración de la “Orden del Mérito” de Chile. Continuó con San Martín la campaña del Perú, participando en la ocupación de Lima y del Callao, y en la campaña de las sierras bajo el mando del general Antonio Alvares de Arenales, obteniendo el grado de general de brigada en 1821.
Retirado San Martín después de la entrevista de Guayaquil, continuó prestando sus servicios a las órdenes de Bolívar, quien en febrero de 1824, lo designó gobernador de Lima, labor en la que tuvo como secretario general de gobierno a Tomás Guido.
Participó en muchas acciones de guerra, y acreditó en todas partes su arrojo temerario.
En la batalla de Junín, el 6 de agosto de 1824 cayó en poder de los españoles con siete heridas de lanza siendo rescatado por Manuel Isidro Suárez, quien decidió la batalla con una oportuna carga de los escuadrones que mandaba. Bolívar hizo constar en el parte su heroísmo, con las siguientes palabras: “Necochea se arrojó a las filas enemigas con una impetuosidad heroica” recomendándolo a “la admiración de América”, por lo que fue ascendido a general de división.
Repuesto de sus heridas, luego de Ayacucho, Bolívar le encomendó la dirección de la Casa de Moneda de Lima pero en 1826 fue detenido acusado de conspirar contra el Libertador de la Gran Colombia sin que se le probara cargo alguno. Agraviado, decidió abandonar el Perú no sin antes devolver los despachos de general y algunos valores que poseía.
Al regresar a Buenos Aires, le sorprendió la noticia de la guerra del Brasil designándolo Rivadavia jefe de las fuerzas de reserva reunidas en la Capital, además de ser designado coronel del Cuerpo de Voluntarios denominado “Húsares defensores del honor nacional”, el 20 de diciembre de 1826 pidió ser enviado al frente de operaciones, pero al no lograrlo regresó al Perú.
A raíz de haber roto Perú relaciones con Colombia, volvió a Buenos Aires, donde solicitó un puesto en el Ejército de Operaciones, pero el gobierno se contentó con dárselo en la frontera sur, destino que declinó.
Tuvo un entredicho por cuestiones electorales con Manuel Dorrego y apoyo a Lavalle, a quien conocía de las campañas libertadoras pero no intervino en la guerra civil, regresa nuevamente a Perú y participa de la guerra contra la Gran Colombia, tuvo destacada actuación en la batalla de Portete del Tarqui, donde comando a caballería peruana. Luego de esa derrota fue deportado a Bolivia y nuevamente retorna al Perú gracias a una amnistía, se hace cargo de la casa de la moneda una vez más, en 1931 le confieren el mando del ejército y en 1934 lo asciende al grado máximo Gran Mariscal. Sufre nuevas persecuciones y se refugia en Chile para retornar al Perú una vez que le restituyen grado y honores, se desempeña otra vez al frente de la casa de la moneda, para fines de 1845 comienza a sentir los padecimientos como consecuencia de su vida militar, en 1948 se retira a una hacienda en las afueras de Lima donde fallece el 5 de abril de 1849, en un nuevo aniversario de la batalla de Maipú.
Al conmemorarse el centenario de su fallecimiento la república hermana del Perú lo declaró prócer nacional y sus restos mortales, que reposaban en un dignísimo mausoleo levantado por suscripción pública, fueron trasladados al Panteón de los Próceres, ese año el presidente argentino Juan D. Perón solicitó al gobierno del Perú la restitución de los restos del héroe. La respuesta del gobierno peruano fue que Necochea había vivido mucho más tiempo en el Perú que en la Argentina, que se había transformado en ciudadano del Perú por voluntad propia, que el pueblo del Perú lo amaba y que había sido mariscal de sus ejércitos, por lo que no aceptó el traslado propuesto por la Argentina.
Figura gallarda, de maneras cultas y desenvueltas, cabello ondeado y renegrido, barba tupida, rostro significativo y mirada magnética, cualidades que reunía una salud de bronce, fuerzas hercúleas, destreza suma en el caballo, y más que todo, una gigantesca reputación de valiente. ...”
“Huracán de furor en la refriega, cuanto benigno en los cuarteles, poseía en alto grado el secreto de aguerrir y hacerse adorar por sus soldados”.
“Patriota sin exageración, subordinado sin humillación, reflexivo antes de resolverse y resuelto sin consultar peligro, su vida era la vida de la Patria. Necochea era el soldado de toda hora y el general en el vivac”.
Elías Almada
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Interesante el material que compartes
Gracias
¿es tuyo?
gracias por aclararme.
Graciassssssssssssssssssssss
Maria de los Angeles Roccato dice:
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Graciassssssssssssssss
magi balsells palau dice:
gracias por este trozo de historia,
Gracias por compartir.
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