¡No juzguéis y no seréis juzgados!!, ésta máxima hace referencia
a la incapacidad del ser humano, para emitir juicios certeros.
Solo quien ve el conjunto de la realidad, está capacitado para entender
y valorar los actos humanos.
Quien tiene una viga en el ojo propio, no debería juzgar, la paja
en el ojo ajeno.
Sin embargo, juzgar es una actitud inherente al ser humano,
¡solemos emitir juicios de valor con cierta alegría!!...
Juzgar, proviene del hebreo y significa dirigir o guiar.
Cuando calificamos a una persona de honesta o deshonesta, de valiosa
o despreciable, estamos diciendo la forma en la que nos relacionamos
con ella.
Juzgar, nos proporciona la sensación de que pisamos terreno firme,
pero al mismo tiempo, nos aleja del mundo...
Desde el momento que "etiquetamos" la realidad, dejamos de observar
lo que sucede, para fijarnos sólo en la etiqueta.
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