Santa Cecilia
Es esta una conmemoración internacional pues son muchos los países en que se realiza, en honor a esta mártir patrona de los músicos y poetas-
Según Venancio Fortunato obispo de Poitiers muerto en el año 600, en esa época ya se veneraba a una Cecilia muerta durante el periodo que gobernaba el emperador Marco Aurelio (años 176 – 180), si bien alrededor del año 480 aparecieron unas Actas de Santa Cecilia las mismas no contiene referencias a fechas ciertas, además de estar escrita en latín antiguo por lo que en algún momento se la confundió con otra Cecilia, una joven africana que padeció el martirio alrededor del año 230
Lo que se sabe que consagrada a Dios prometió no casarse, y cuando sus padres la prometieron en matrimonio a Valeriano ella le pido que respetara su pureza pues un ángel la protegía y si no lo hacia el llevaría un vida de padecimientos , enviándolo a conversar con el Papa Urbano con quien la unía un relación muy estrecha, este convierte a Valeriano y a su hermano Tiburcio al catolicismo, lo que les vale la muerte, la joven entierra sus cuerpos ( lo cual estaba prohibido ) por lo que ella misma es llevada al martirio y a la muerte. La historia nos cuenta que durante todo el período que dura su martirio nunca dejo de cantar, y en el 1594 el Papa Gregorio XIII la nombra patrona de la Música, designándose el 22 de noviembre fecha de su muerte, como día de su celebración.
Leyenda del Ceibo
Cuenta la leyenda que en las orillas del Paraná vivía una indiecita fea, de rasgos toscos, llamada Anahí. Aunque era fea, en las tardes veraniegas deleitaba a toda la gente de su tribu guaraní con sus canciones inspiradas en sus dioses y el amor a la tierra de la que eran dueños... Pero llegaron los invasores, esos valientes, atrevidos y aguerridos seres de piel blanca, que arrasaron las tribus y les arrebataron las tierras, los ídolos, y su libertad.
Anahí fue llevada cautiva junto con otros indígenas. Pasó muchos días llorando y muchas noches en vigilia, hasta que un día en que el sueño venció a su centinela, la indiecita logró escapar, pero al hacerlo, el centinela despertó, y ella, para lograr su objetivo, hundió un puñal en el pecho de su guardián, y huyó rápidamente a la selva.
El grito del moribundo carcelero, despertó a los otros españoles, que salieron en una persecución que se convirtió en cacería de la pobre Anahí, quien al rato, fue alcanzada por los conquistadores. Éstos, en venganza por la muerte del guardián, le impusieron como castigo la muerte en la hoguera.
La ataron a un árbol e iniciaron el fuego, que parecía no querer alargar sus llamas hacia la doncella indígena, que sin murmurar palabra, sufría en silencio, con su cabeza inclinada hacia un costado. Y cuando el fuego comenzó a subir, Anahí se fue convirtiendo en árbol, identificándose con la planta en un asombroso milagro.
Al siguiente amanecer, los soldados se encontraron ante el espectáculo de un hermoso árbol de verdes hojas relucientes, y flores rojas aterciopeladas, que se mostraba en todo su esplendor, como símbolo de valentía y fortaleza ante el sufrimiento.
Elías Almada
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cpomo siempre nos mantienes al dia
un abrazo
muchas gracias
Alida Y Gomez dice:
cpomo siempre nos mantienes al dia
un abrazo
Excelente e instructivba aportacion. Congratulaciones, presumo que a todo escritor le encanta este tipo de entrega por lo fascinante de sus leyendas....
Una brreve, de Guatemala...
Cuenta la famosa leyenda del Popol Vuh, que los dioses creadores sembraron en los cuatro rumbos del cosmos sus respectivas ceibas sagradas: al Este, la ceiba roja; al Oeste, la ceiba negra; al Sur, la ceiba amarilla, y al Norte, la ceiba blanca. Finalmente sembraron una quinta ceiba al centro de todos estos rumbos, y en sus raíces ubicaron el Xibalbá o Mitnal, que era la morada de los muertos; en su base colocaron el Kab o la tierra que habitamos los seres vivos; y en su fuste y ramas establecieron su morada los dioses; mientras que en la cima de su copa habitaba el origen de todos los dioses en la forma de una magnífica ave Quetzal celestial.
Por la importancia que representaba en la vida de estas civilizaciones, este gigante fue siempre plantado en el centro de las plazas. Llega a medir hasta 70 metros de altura y su tronco tiene una circunferencia de hasta 5 metros.
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