Después de una noche tormentosa, la lluvia empapó sus débiles cuerpos. El más pequeño, parecía hervir de la fiebre que lo consumía.
- ¿qué voy a hacer?- decía el mayor- ¿dónde puedo llevarlo?
Intentó con sus pocos conocimientos encontrar una solución, pidió ayuda a los transeúntes pero nadie le hizo caso. Lloró como no había llorado ni en la muerte de su madre pero, así y todo, nadie se acercó, estaba olvidado.
Sabía que cuando alguien se ponía enfermo debía ir al médico, pero… ¿a qué médico? si no conocía a ninguno.
De repente, se acordó que a su santa madre la llevaron a un hospital.
Sin pensarlo, cargó a su hermano en sus débiles espaldas y, lo más rápido que sus enjutas piernas se lo permitían, corrió hacia el lugar donde sabía que fue atendida su madre.
Llegó agotado por la carrera y el peso de su hermano. Allí, nadie lo esperaba pero se puso a gritar con el hilo de voz que le quedaba.: En aquel momento, un hombre con una bata blanca se le acercó
-¿Qué te pasa muchacho?- le preguntó.
El, mirándolo con sus ojos llenos de lágrimas, dijo:
- Mi hermano, que se va a morir.
Visto el desespero de la criatura, el hombre de la bata blanca, que era uno de los doctores del centro, empezó a dar órdenes y en un momento se revolucionó todo aquel lugar, llego una camilla, en la cual montaron al pequeño y se lo llevaron. El no quería dejarlo pero el doctor le dijo:
-No te preocupes, enseguida lo pondremos bién y, acto seguido, le preguntó:
-¿dónde están tus padres?
magi Balsells
sentimientos y pasiones del poeta