Adiós verano
Verano, te digo adiós. Mientras danzan
las hojas en los árboles,
y se estremecen al sol;
pero tú llegas tardío y me dueles en el alma.
Y pasarás por mis ventanas
dejando tu estela de oro
como un incendio de belleza y color.
Verano humilde, debo dejarte solo.
Allá en Enero tengo un clavel amargo
que te ofrendo desde mi huerto
para que lo endulces
con el aguita mansa de tus manos.
Pero si el clavel en secreto desmayara
entiérralo en el sepulcro de tu regazo.
Verano, seca tus lágrimas
que ya aletean los cuervos
en las blancas lápidas
porque tú has llegado tarde,
y me dueles en lo hondo del alma.
Verano, ya me voy. En un recodo del tiempo
aún quedará un clavel mecido por el silencio.
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