Cañaveral.
Porque he conocido el machete que no perdona,
el clamor dulce del cañaveral lejano.
Porque soy el inmóvil testigo, de la carga dura del
obrero, que no descansa de cortar el reflejo plateado,
del cielo que se pierde, en los horizontes de la historia.
Detengo mi pensar retórico,
para preguntarme, cuándo descansas hombre del machete
duro,de corte violento.
En la plaza de los domingos, faltas tú.
En la misa del cura pueblerino, faltas tú.
Dónde estás, trabajador de las madrugadas.
Descansas de este agobiante calor, de los trópicos
infinitos.
Duermes en los pastizales de la hacienda.
Apura tu ritmo que no te esperan, los carros del azúcar
morena.
Como cambia la noche al dia.
Como cambia el otoño al verano.
Cambio yo, en mi pensar en latitudes perdidas en el tiempo.
Detengan las imprentas.
Detengan las tintas que tiñen de realidades ,que no existen.
Sigues siendo el esclavo del sudor inclemente.
No eres,
el hombre que conocí en el poema hermoso ,del romántico
grito.
Te conozco al fin.
Sé quien eres,
trabajador de la mirada que destroza la noche tibia, del
cercano platanal.
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