Cosas de la vida
Escucho cánticos, carcajadas, maldiciones,
apenas comprendo los diálogos incoherentes,
pero veo en sus rostros una felicidad,
o un haz de tristeza reflejada en lágrimas.
Seres humanos arrinconados en una acera,
comparten sus males y tormentas indiferentes
al paso de curiosos que los miran con desprecio,
ellos no se inmutan y siguen libando un trago barato.
Quería entender de sus pesares, que irónico,
hablaban de incontables alegrías,
del amanecer en las calles frías,
sin abrigo, sin haber comido, pero están juntos,
bebiendo el dulce trago que humedece sus gargantas.
De vez en cuando sueltan un carajo,
una dura y encorajinada maldición,
Uno de ellos me pregunta si tengo la hora
y para que le respondo...se levanta me mira fijo
me increpa, no ve que tengo hijos y debe ser hora
de ir a la escuela, sin café, sin zapatos, sin amor
mientras sigo tomando para olvidar o hacerme el loco.
Me retiro en silencio, mis lágrimas resbalan
no de mis húmedos ojos, sino del alma.
Luis G Machado S.
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