El ángel:(Maratón de amor)
Una tarde de invierno estaba contemplando la lluvia a traves de la ventana, llorando a solas, castigandome con tu recuerdo con ganas de abandonar este mundo que me impide tenerte a mi lado.
Mientras yo vagaba por la orilla de la pena sintiendo el peso de tu ausencia la tarde fue muriendo envuelta en su tristeza. Entre raudales de agua la noche iba llegando brillante como una estrella bañada en sombras del pasado.
En la oscuridad profunda mi ser se estremecio ante una presencia eterea. Vi llegar un angel, volando alrededor de mi alcoba. Una suave brisa como un sutil cosquilleo me abrazo, un halito de luz me cego la conciencia. Crei subir al cielo, levitar libre entre sedosas nubes de ilusiones aislandome del mundo solitario despertando en un viejo sueño de amor. El calor de ese ser misterioso, con cabellos de humo, manos fuertes, dedos largos, labios luminosos, sonrisa inocente, mirada de mar, rozando mi cuerpo me traslado hasta el paraiso calido de ayeres de pasion en un espacio ajeno.
El angel detuvo su vuelo, se acerco silencioso, se metio en lo mas profundo de mis sentimientos, sus manos fuertes rodearon mi cintura, su boca se acerco a mi boca, bebio mis besos, su fuego rodaba por mi cuerpo como eterno riego. Mi corazon dejo de latir, yo seguia flotando en el aire. Todo desaparecio a mi alrededor.
Volabamos en el cielo en ese milagro de amor fuimos Sol y Luna, cabalgando agitados en un galope de gozo absoluto.
Cantabamos a coro entre suspiros y gemidos al ritmo de la pasion. fue un momento eterno, el angel lleno mi alma de ternura, vertio su fuego en mi sangre para fundirnos en uno solo. Mas alla de las dudas, de promesas engañosas mi cuerpo se vuelve solo amor. Gozo en plenitud de un amor que corta los hierros de celdas. fuerza inmortal que vence distancias, traspasa barreras de tiempo y espacio.
Descendi lentamente retornando eterna a la tierra. En mi cuarto ya nada existe, nada es real, un hechizo misterioso lo rodea. Una rafaga de viento agito el tiempo, acelero sus pasos trayendo la medianoche. El angel se marcho en una nube sin decir nada. Yo no pude alcanzarlo, pero vive en mi recuerdo. Algún día lo encontrare de nuevo en cualquier calle de la vida para abrazarlo.
Aida Viloria
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