En aquellas andanzas de un viajero empedernido.
En aquellas cavilaciones de rutas desconocidas.
Asomo a mi Cordoba y Carlos Paz..
Che eres chileno...?.
De que ciudad...?.
De la zona central .
De la zona sur, un poco mas allá de la capital,
contesté sin más detalles que agregar.
Que bonito lugar es Carlos paz , susurré a los vientos
que crecian más y más.
Yo del norte argentino, y por mi patria ,en las Malvinas
deje mi diestro brazo sin chistar.
Año mil novecientos ochenta y seis.
Veintún años , y todo un mundo que visitar.
Mi buen amigo trasandino, veinte y seis ,
mil metrallas en su alma quedaron como huellas difiíciles
de borrar.
Vamos chileno, te invito a una milonga , hablaremos de
lo humano de la guerra, que en algún lugar de mi corazón
siempre estará.
Éramos cuatrocientos y el miedo en las trincheras nos
hacía llorar.
Yo consolaba a un muchacho de Santa Fe.
Su madre, hasta hoy se debe preguntar, que será de su
niño
que pór la bandera juro lealtad.
Amigo argentino soy estudiante de historia, y lo que me
cuentas es una gran verdad.
Puedo escribir sobre guerras y cañones en el mar.
Hoy te puedo asegurar que lloro la asusencia de ese hijo
que su madre guarda su corazón en vasija inmortal.
Nada para mi justifica la guerra amigo mío, nada.
Solo puedo arrodillarme, y rogar a Dios que algún día ,sobre
esa madre escribiré, que al encuentro de su bello niño ha partido
ya.
Hasta pronto amigo argentino.
Que este abrazo selle el compromiso, de reunirnos nuevamente
en cualquier lugar de este mundo, para que hablemos de tango y
de la paz .
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