Historia Trascendental.
Se han arqueado los puentes de la historia,
no han soportado la verdad mentirosa del hombre
solitario,
que solo ha buscado el grito del metal dorado, entre
las ruinas de aquel templo del hombre justo,
de mirada transparente,
de la verdad absoluta.
Ha caído en los vacíos, el mortal argumento de la
finitud de los espacios,
de los charcos que desprecian el correr de los ríos,
hacia las orillas del alma victoriosa.
Se ha escuchado el sonido de las mil campanas, que buscan
el levante de los ojos,
en la mañana esplendorosa,
maravillosa como el canto de las flores en la primavera eterna,
donde reina el justo pensamiento,
del viejo humano,
que cura sus heridas del pasado oscuro,
donde su voz calló ante los fríos de los metales del fusil despiadado,
que asesinó su sangre en las tierras de la injusticia sin soles,
sin sombras.
Ya es el tiempo de la danza feliz del campesino,
del obrero,
del estudiante que buscara en los universos, la libertad de su sonrisa,
de su nombre.
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