Al fin puedo saludar, con honesto
sentimiento al Universo.
Confesarle por ejemplo, que mi alma
participa de un gran concierto.
Un concierto donde ella canta, que
después de siglos de estar quieta,
hoy camina libre por rios de sentimientos.
Sentimientos que ocultó, por temor
a miradas ,que nada comprendieron.
No comprendieron, que la felicidad de ella,
era desnudar su corazón ,que clamaba
ser libre, como alas de claveles en
Primavera.
Que alguna vez se dio cuenta, que lo bello
de la vida, era abrir las puertas de jaulas frias
de los jilgeros.
Alma mía.
Alma mía.
Vuela donde tú quieras.
Quizás elijas un gran océano.
Quizás contemplar un juego de ajedrez , y sus
jubilados movimientos.
No lo sé
No lo sé
Quizás vaya al hogar de su amada, que puede
ser que la espere.
Si la vida quieres comprenderla en su cabal
contexto.
Jamás hagas, lo que otros crean que te hace feliz
por siempre.
No es asÍ
No es asÍ
Puedo confesar, que al fin mi alma ,comprendio que la
libertad ,no es la sal de sus alimentos,
ni menos el rezo, que satisface a quien cree que por
eso, logró la expiación de sus pecados viejos.
La libertad de mi alma ,es amar hasta la médula de sus
huesos,
Otorga una sonrisa al niño doliente
Besa la frente del anciano, que nadie sus pasos
siente.
Deja caer una lágrima, en la cruz de simples maderos.
Esa es la libertad que mi alma buscará por siempre
La de mojar su rostro con aguas de vertientes,
y al fin poder gritar, que es libre de escuchar una
sinfonia de mozart,
o buscar el amor como lo hacen las golondrinas, que
viajan otras tierras, donde prometieron, besar el nido que
con gran felicidad las espera.
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