La pobreza de mi tierra
La pobreza
no ha muerto,
amigo.
Respira
bajo los techos,
bajo las esteras
de paja
por donde la lluvia
se cuela.
La pobreza
es el pan diario
por los senderos
de barro,
por los caminos
de pies descalzos.
La pobreza
no ha muerto,
amigo.
Ha levantado
bandera
junto a los niños
desnudos
de costa, sierra y selva.
Junto a este
Perú profundo
de bocas hambrientas.
La pobreza
no ha muerto,
amigo.
Es eterna
junto a las madres
que lloran
y cargan pesada leña.
Es amarga
junto a la niñez
que mendiga
de puerta en puerta.
Junto a los hospitales
de los médicos en huelga;
y se mueren los pobres
en el olvido,
en el silencio.
La pobreza
no ha muerto.
Es peruana
por naturaleza;
y entre las casitas despintadas
de los cerros
sigue presa.
Es un misterio
arraigado
en nuestro suelo.
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