MAR DE DUELO
Lluvia desenfrenada
que escapas de mis ojos,
que has doblegado árboles
y has matado aves,
que te ríes de la pobreza
e inundas las miradas turbias.
Lluvia asesina
que ensombreces al campesino,
al que no tiene nada;
que abandonas en su soledad
de enlodadas aguas
a los pobres de la tierra;
que claman por un pan
y no tienen donde recostar la testa.
Que deambulan
por las calles anegadas
de ríos de lágrimas.
Lluvia enlutada
que te hermanas
con las cloacas de la ciudad;
que has vencido
paredes de despintado adobe.
Acaba ya con tu funesta canción,
apiádate de los niños insomnes
que vagan sin madre
por aquel océano de fango
que antes eran calles.
Los cántaros del universo
se vaciaron sobre mi patria;
¿hasta cuándo estará negro el cielo
cual un mar de duelo?
INGRID ZETTERBERG
(Marzo 2,023
en memoria del ciclón "Yaku")
De mi poemario
"Nuestro huerto de música y versos"
Derechos reservados
Safe Creative Cta. 1006080193112
Comentario
Es verdad, amiga Myriam, nada más podemos orar y llorar ante los desastres de la naturaleza. Gracias por estar presente entre mis versos y dejarme tu grata huella. Un abrazo.
Gracias Rafael por visitar mis versos y dejarme tus sinceras impresiones acerca de los truenos, a mí también me asustan, e iluminan todo el cielo. Bendiciones.
Muy triste tu poema Ingrid, cuando hay desastres el alma se enluta y llora, lo más triste es que solo se puede llorar y orar porque es tanto el dolor que nada más se puede hacer,
Bendiciones Ingrid.
EXCELENTE POEMA: Cada estruendo me provoca una sensación en mi. Mi piel se eriza cada vez que retumba el sonido de los truenos. Tiemblo al compás de cada estallido. Aún así, una curiosidad me inunda cada vez que veo el destello producido antes de que el ruido se produzca. Miedo a lo desconocido, y al mismo tiempo una necesidad sin límites de conocer sobre esa luz que se hace paso entre las nubes de tormenta. Las antes finas hiladas de agua que caían acariciando mi rostro, ahora golpean salvajemente contra mi y contra el paisaje. El viento arrecia sin descanso empujándome más fuerte sin dejarme avanzar. "¡Tengo miedo, sálvadme! ¡Os lo ruego!". Por más que alce mi voz los truenos gritan cada vez más fuerte.
Gracias Elias por ese Destacado. Bendiciones.
Gracias querida Alida por asomarte a mis versos y dejarme tan bella y emotiva respuesta que considero muy valiosa. Un abrazo grande.
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