Cuando vi usted recogiendo flores en aquela
noche (Oh mi Dios) sensación agradable sin fin...
(Oh mi Dios) usted era la flor más bella;
el mayor fragancia del jardin!...
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Entonces yo le pedí perdón;
yo estaba muy audaz en esa hora;
son cosas de un apasionado corazón...
Perdóname la audacia...mi señora!...
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Entonces me dijo: "entiendo su insistencia
hombre joven, entiendo su ansiedad;
pero hay una gran diferencia
entre suya, mía, la nuestra edad"...
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Señora, ruego a usted atención,
por el amor de Dios y Jesucristo...
Lo que sentimos dentro del corazón;
no tiene edad, y ni siquiera registro!...
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(GERALDO COELHO ZACARIAS)
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