NANCY LORENA
El horizonte de mis sueños se ha cubierto de encanto,
Al contemplar, fulgente su figura esbelta y su alma pura,
Es mi chiquilla del ayer, risueña, juguetona, y sin llanto.
Es mi adolecente de hoy, en sus quince años de dulzura.
Quince años dorados de aquel memorable doce de abril,
Las ilusiones se tornaron en realidad en un instante,
Nacías tú hija querida, radiante con la sonrisa infantil,
Copando el ambiente de luz, cual el más puro diamante.
El Señor Dios del universo, difundió en ti las virtudes,
Del saber, la responsabilidad, el honor y el cariño,
Cultivadlas con respeto y se fuerte en las vicisitudes,
Conservando siempre la candidez y alegría de un niño.
Atrás se quedan los sueños infantiles, la rayuela y el florón,
Las travesuras que se escapan escondidas en el viento,
Y empieza otra epata de tu vida en tu sensible corazón,
Llenando mi existencia de indefinible alegría y contento.
Mi pequeña señorita concedo tu presencia al Creador,
En ningún tiempo te apartes, Él te amará eternamente,
Y en las horas de angustia, reza con fe e infinito amor,
Que Dios y la Virgen guiarán tus pasos sabiamente.
El jardín de la casa misteriosamente amanece florecido,
Tú eres del mismo, la flor más encantadora y perfumada,
Angelical es tu presencia en este espacio adormecido,
Estrella resplandeciente mi pequeña señorita idolatrada.
Al paso de los años tú serás quien alegre siempre mi vida,
En el jardín de la morada, serás el clavel más perfumado,
Pues eres la inspiración para el verso que fluye sin medida,
Del pensamiento inquieto de un padre emocionado.
Luis G Machado S.
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