Noche de luna llena
Inocente Chiquillo, angelical criatura
de hinojo fascinado observa la luna,
balbuceando solo palabras de ternura
es atractiva y brillante como ninguna.
Privilegio de contemplarla en plenitud,
luna llena, eterna inspiradora del amor,
el niño se olvida de la pobreza y dolor,
sus ojitos vivaces le miran con gratitud.
El osito de peluche reposa a su costado,
deleitándose de la luna su esplendor,
entrambos forman una escena de candor,
que convirtiendo al paisaje en adorado.
El frio se convierte en invitado pasajero
y las horas transitan lentas y agraciadas,
volverá a casa con las manitos heladas,
cubierto de felicidad y deleite duradero.
Como desearía estar ocupando su lugar,
con la emperatriz dueña de mi corazón,
besarla con frenesí, hasta perder la razón,
que sea para siempre mi más dulce manjar.
Luis G Machado S.
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