Madre,
mis pasos vacilantes,
lloran extrañando la magia de tu amor.
¿Adónde madre mía, se fue el perfume de tu flor?
Ya no escucho tu voz en mi interior,
¡Tu pan de ternura se apagó en el hogar!
Subiré la cuesta escarpada para verte,
Iré al mismo cielo si es preciso,
para escuchar tu voz,
¡Sólo una vez más, madre santa!
Tengo la sensación que no te has ido.
Huele tu amor por toda la casa;
pero no puedo tocar tus huesos...
¡Y duele, ¡duele como daga tu ausencia,
madre augusta!
¡No, no dejes que te lleven madre!
Yo aún necesito tu presencia.
Sin ti, es hielo frío mi existencia,
¡Tú eras parte de mi esencia!
¡Yo quiero verte nuevamente, madre!
Darte el beso que no le pude dar;
sentir tus pétalos ternura, ¡solo una vez más!
¡Devuélvame a mi madre: aires, nubes, estrellas!
Mis plegarias son para ver sus rosadas huellas.
Sufro, la condena insana, de no verla.
¡Vuelve, madre!
No puedo lidiar con el barco de tu ausencia.
Piedad, pido al cielo, ¡Clemencia!
¡Mírame, madre!
Por ti,
se desbandan lágrimas como río...
*Autora: Edith Elvira Colqui Rojas - Lima - Perú
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