Rosas de otoño
Una vez allá en el tiempo yo sembré un campo con rosas,
Las coseché en primavera y todas fueron hermosas,
más luego se marchitaron y poco a poco murieron.
El huerto se quedó estéril, ya no hubo regadíos,
y la falta de alimento hizo del huerto un desierto.
Me convertí en dura roca sin deseos de sembrar,
le dí la cara a la vida y ya no quise pensar.
Pero los años pasaron y un día llegó el otoño,
trajo con él una lluvia que destruyó mi coraza,
humedeció mucho el huerto y hoy comienza a germinar
el deseo de otras rosas que quisiera cosechar.
El otoño pasa pronto y espero que en el invierno,
las rosas aún tengan vida, no quiero otro huerto muerto.
Cristina Moure Santos
Buenos Aires-Argentina
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