La fiesta de Reyes se ha convertido en el último coletazo de Navidad. Tradicionalmente, al menos en esta zona del mundo, era el momento de los regalos, ansiosamente esperados por los pequeños. Se vivían con desesperación porque sabíamos bien que las vacaciones se acababan el día 7 y la posibilidad de disfrutar era demasiado exigua. A poco que te descuidaras, inexistente. No hay que irse muy lejos para haber vivido el panorama que cuento. Muchos lo llevaremos grabado hasta el último día…
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