Este es un testimonio, real y enteramente humano.
Mi esposa Amparito venía con algunos achaques en su salud, particularmente estaba perdiendo el apetito e imaginábamos que algo la entristecía. El 30 de noviembre del 2019 cumplimos 62 años de casados y ni siquiera hubo un almuerzo especial, pero de ella no salió una sola queja.
EN diciembre muere nuestro hijo Rafael Francisco y ella cae en una severa depresión, dejo de comer, dormía…
Continuar