A hermes y su fugaz paso.
Dieciséis veces viste florecer los rosales y la orgía
de las flores, para hacer la primavera.
Escuchastes los pasos y las palabras rituales, que
le hablan
a la vida y a las altas esferas.
Más hoy nada nos queda de tu vida fugaz, como
la de una mariposa.
Tus risas,
tus palabras se las bebió la nada.
Sólo me queda el milagro de hallarte en cada cosa.
En todos los caminos me sale tu presencia,
en cada eco me grita tu palabra perdida.
Es que estabas hecho con mi barro,
con mi esencia.
Yo te estaba formando como hace el alfarero el
búcaro de arcilla,
que guardará el prodigio de la vida en la flor.
Pero tú lo quebraste marchándote primero,
sin saber que hacer almas es trabajo de amor.
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