Desde que en 1983 nos reunimos en Barcelona las fuerzas vivas de todo el estado para poner un poco de luz al tema de la Educación Infantil, que ya ha llovido y ha dejado de llover, ha habido tiempo para todo, cualquiera que se haya interesado por una salida a la escolarización de este sector que desde entonces hemos venido reclamando. Jamás en la vida, por ejemplo, se nos ha ocurrido reclamar la universalidad de escolarización, pero siempre hemos defendido que desde los poderes públicos se debía garantizar un puesto escolar a las familias que lo demandaban, que por entonces sólo veían atendido su derecho menos de un 20 por ciento y esto nos parecía y nos sigue pareciendo una barbaridad y un drama social de primer orden. Tantos años después y ahora aparece, y con razón, como una de las causas fundamentales del desajuste de las pensiones, sencillamente porque las familias se han retraído a cargarse de hijos si no se les garantizaban unas condiciones de escolarización que les permitieran trabajar los dos miembros.
Al final se cumple una vez más la ley de que si hay un problema y no lo atajas, pierde cuidado que el problema no desaparece. No sabemos cuándo ni con qué virulencia, pero ten por seguro que el problema aparecerá en cualquier momento y entonces no podremos saber ni por dónde ni con qué fuerza. Es verdad que en este momento el problema de la escolarización debe ser algo menor, hace tiempo que no tengo datos pero la natalidad no ha parado de bajar hasta convertirnos a España en un país con la natalidad más baja del mundo y también se han ido abriendo locales para albergar a pequeños durante algunas horas mientras las familias lo necesitan, lo que en alguna medida habrá bajado la necesidad de plazas en algunos puntos, a costa naturalmente de la calidad de los servicios prestados por carecer de criterios técnicos ni de la imprescindible adecuación de los espacios a las necesidades de los pequeños.
No quiero a mi edad ponerme estupendo y simplificar el problema cuando sé de sobra la importante dimensión del mismo, pero sí digo que el no haber acometido medidas públicas que hubieran ido contribuyendo a su solución, aunque fuera a largo plazo, hace que el problema subsista, que ahora viene aparejado a un importante desajuste en las pensiones presentes y sobre todo futuras y que su solución sigue pasando por donde pasaba hace tantos años, que es que hay que habilitar plazas escolares públicas para que las familias puedan disponer de servicios educativos de calidad para sus hijos más pequeños con lo que podrán conciliar mejor su vida familiar y laboral y es seguro que encontrarán menos dramático traer un nuevo hijo al mundo, con lo que la natalidad puede que se vaya recuperando, que buena falta nos hace.
Es verdad que no era esta la única forma de resolver el problema de la falta de plazas para pequeños. Si no hubiéramos cerrado las fronteras a cal y canto, la entrada de un número de inmigrantes importante también hubiera podido contribuir a disminuir el problema porque llegan cargados de niños y hubiéramos tenido que atenderlos de alguna forma. Pero nosotros mismos nos hemos cerrado también esa puerta al bloquear nuestras fronteras y preferir que las concertinas sean las que nos resguarden de todo lo que nos llega de fuera, que al final no son más que seres humanos desesperados. Y nos encontramos dramáticamente solos y siendo cada vez menos. Pues lo siento mucho pero hoy como siempre, este problema de la población solo se puede ir resolviendo o invirtiendo en servicios para los pequeños que nos siguen faltando o abriendo la mano y permitiendo que nos lleguen de fuera los que nosotros nos negamos a traer al mundo tan hostil que hemos dispuesto para ellos.
Comentario
Gracias por compartir Antonio, realmente es un grave problema.
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