Contemplación.
Cuando las letras de tu nombre
no provoquen la pasión acostumbrada,
y sólo sean tintas sin alma,
acuérdate que juré amarte en esta vida,
y en las embarcaciones del infinito
que navegan, en los
océanos de la existencia última y
eterna.
Perdóname si mi mirada refleja sólo
luces que se pierden, en los espacios
sin sombras.
Deseo explicarte en esos instantes, que
cabalgo en mundos sin movimientos,
y donde mi cuerpo tiembla buscando
sostenerse en
pilares que no existen.
El tiempo ha dictado su sentencia,
exiliándome a contemplar horizontes
que desaparecen en silencio,
y donde las nubes sólo son
artilugios de sueños incompresibles.
Recuerda que las hojas que he escrito
para ti,
estarán siempre depositadas en
los torrentes de mi cuerpo,
y en cada manantial de mis
ojos,
porque has sido las olas de mis
lunas,
y el pensativo pasear de mis
caminos.
Me iré cumpliendo la ley universal
de esta vida,
convirtiéndome en hojas secas
despedazadas por los ríos, y las
tormentas,
pero recuerda que en cada sol,
y en mil mundos cercanos y
distantes,
pronunciare tu nombre
y sabrán que nuestro amor
perdurará por siempre.
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