De nada puedo jactarme,
si no de mi pequeñez y mi pobreza.
Talentos son las bendiciones que Dios nos dio,
seamos buenos administradores
de nuestros dones.
Por eso de nada me glorío
De nada me jacto
De nada puedo jactarme
si no de mi pequeñez y mi pobreza
y mi condición humana
cuyos hilos se deshacen fácilmente.
De nada me jacto,
porque nada de esta tierra es realmente mío, pues el creador es el gestor de todo lo que soy y tengo.
Me regaló el oro de la vida, desde su balcón sempiterno.
Me dio ojos para ver la inconmensurable naturaleza, sentir el calor de la familia y el jaspe de los amigos.
Nada lo que tengo es realmente mío
un día volaré de mi nido y todo se quedará hueco y vacío,
por eso
de nada en este mundo me glorío.
Talentos son las bendiciones que Dios nos dio,
seamos buenos administradores
de nuestros dones.
Por eso de nada me glorío
ni me jacto,
porque ni el mismo Dios
tiene pizca de soberbia
siendo el soberano creador.
Apaleo mi boca,
pongo un yugo en mi espalda,
para estar siempre en guardia,
y vencer, al abejorro de la soberbia
que cada día me ronda
y me quiere picar.
¡Dios mío, vigílame!
Aparta mis pasos
del dragón de la soberbia
y libre del gran pecado seré.
Autora Edith Elvira Colqui Rojas Perú
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