Desvarío
Mi grito se pierde en el mar de indiferencias,
no hay el eco de otras jornadas de ternura,
ni siquiera escucha el silencio de la muerte,
que vaga en los campos de las tinieblas y locuras.
Nada se encuentra en el sitio de los recuerdos,
se han fugado dejando cenizas de testigos,
quién se ha llevado la lumbre de tus ojos,
sin importarle que la soledad se regocija con lujuria.
Vuelan sin sentido una bandada de gorriones,
en busca del nido que ayer los destrozaron,
presencia de selvas obscuras sin sol ni luna,
A dónde fueron a parar, tus y mis alegrías.
Luis G Machado S.
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