Ven, dame la mano y empecemos de nuevo.
Perdona mis torpezas, yo solo soy un pobre ser, frágil, pequeño, terreno.
Levantemos las banderas blancas del perdón en la humanidad entera, que las naciones bajen los fusiles de las guerras, que el perdón sea la llave mágica que moje sus veredas y la paz permanezca por siempre brillando en nuestras ruedas.
Edith Elvira Colqui Rojas-Perú-Derechos reservados
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