Hoy leí tu carta
Sin pensarlo siquiera, después de largos años,
Por azar del destino hallé tu carta inmaculada,
Cuanto tiempo sufriendo crueles desengaños,
Después de tu fugaz ausencia, mi niña amada.
Que verdades son tus expresiones querida mía,
Que ternura se refleja en tu angustiado corazón,
No, entiendo, por qué no pude ir contigo ese día,
Y vivir a tu vera, ya que fuiste mi preciada ilusión.
Cómo quisiera que el tiempo se torne generoso,
Y me proporcionara solamente una oportunidad,
De retornar hacia el pasado, al espacio hermoso,
En donde pude amarte con entusiasmo y libertad.
Releyendo tu misiva aparecen lágrimas a mis ojos,
Recordando los dulces besos, los paseos y caricias,
Con fervor y esperanza elevo, mi plegaria de hinojos,
Para que Dios te conceda una vida llena de albricias.
Tu carta hoy es un misterioso y agradable tesoro,
Al fin descubrí que de verdad mi amor te importaba,
En mi cofre sagrado la guardo, como el orfebre al oro,
Y recordaré eternamente lo profuso que te anhelaba.
Luis G Machado S.
¡Tienes que ser miembro de SECRETOS DEL ALMA para agregar comentarios!
Únete a SECRETOS DEL ALMA