La despedida
Ya me voy...
no estén tristes.
Algo pasó en mí,
fugaz
como la eternidad.
Ha sido sólo un instante,
una fracción de segundo,
una milésima de luz
en que yo me he sentido libre
más allá de la vida;
y todo lo he perdido
y lo he menospreciado
sin importarme nada.
Es la paz del nuevo día;
es un árbol
que descansa solitario
a la orilla de aguas en calma.
Es la mañana que canta
sin sombra ni dudas.
Es el despertar
de un sendero blanco,
inmenso,
poblado de palomas.
Es la esperanza
que está por nacer.
Ya me voy...
no estén tristes.
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