La despedida no es un adiós vencedoras y vencedores
Llegué a un vergel para cultivar y facilitar el crecimiento de un pequeño grupo de capullos de rosas y claveles,
algunos con espinas, otros sin ellas.
Día a día fui abonando con cariño ese jardín.
Su aroma impregnó con sus afectos todo mi ser.
Un día, el destino jugó sus cartas y me marché.
En ese momento los botones ya eran flores con fuertes tallos.
Tenían vida, aroma, color propio.
Como mariposa levanté vuelo en el arco iris de mi vida hacia nuevos horizontes.
Sin dejar de observarlos con ojos de futuro, sin dejar de pronunciar sus nombres con cariño.
La esperanza es una flor que nace todos los días en la sonrisa de un recuerdo.
Por eso amigo Vencedor, amiga Vencedora,
sus nombres despiertan alegres en la memoria de mi alma.
Alma que no olvida a esas personas especiales que me ayudaron con sus gestos
y osadías en algún momento de mi vida.
Amigo Vencedor, amiga Vencedora, Ustedes me ayudaron a formarme como educadora,
en esa hermosa experiencia de vida
que tuve al participar como facilitadora en Misiòn Ribas.
Ustedes son el jardín que menciono.
Aunque ese jardín mermó sus flores cuando cada capullo fue a buscar el roció de la primavera en amaneceres
diferentes, aún evoco su fragancia en el tiempo, impregnándome con su aroma de amistad.
Cómo olvidarlos pétalos de rosa si de sus caras se extendía una enorme sonrisa
para decirme -Buenas tardes profesora Aída ¿Cómo está? ¿Cómo le va?
Hay despedidas que no tienen dolor, ni rencor. Sólo sufre aquel que no conoce el adiós, aquel que
no observa la vida que habita a su alrededor, pero quien siente que todos los atardeceres agonizan
para darle paso a un nuevo día, entiende que siempre habrá una despedida
para darle paso a una bienvenida, una nueva etapa en nuestras vidas.
Eternamente escucharé el eco de la amistad guardada en los crepúsculos de mi vida.
Los amigos, las amigas, son ángeles que dios nos da para fortalecernos en momentos
de debilidades, porque a él no le gusta vernos derrotados.
Amigo Vencedor, amiga Vencedora, mis alumnos, la luz de mi mirada etérea
será la guía de Ustedes cuando sólo vean oscuridad en el camino que deben recorrer.
Aida Viloria
Maracaibo, 2010
Comentario
Que lindo!
Muchas gracias por sus palabras
Abrazo en la distancia
Aida
Gracias Jennifer, Erika.
Saludo afectuoso
Aida
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