Os voy a relatar una bella historia de dos corazones solitarios que se unieron para no separarse nunca jamás en la vida. Ellos se sentían cómodos en mútua compañía, como un imán que los atraían y los unían. Las horas se le pasaban en un suspiro, entre risas, anécdotas y correrías, eran como niños jugando entre ellos.
Las personas que iban transitando por la calle y los veían y conocían, quedaron asombrados por lo inseparables que eran, raramente discutian o peleaban, sino que su relación era cordial, tenían intereses comunes, y gustos muy afines entre sí, eran, como si se hubieran conocido desde muy pequeños. Empezaron con una bella amistad para ir avanzando hacia algo más serio, poco a poco, sus sensaciones cada vez, eran de fuerte intensidad, al fín conocieron lo que es el amor, mútuo y verdadero, un sentimiento irreemplazable, algo tan especial y al mismo tiempo, tan fragil como el puro cristal que se quiebra, con tan solo tocarlo. Probaron sus besos cálidos, que les supo muy placentero a ambos. Ésa fuerte sensibilidad es la que les recorrió un escalofrío por la espina dorsal a cada uno, que no supo dominar, la relación se les fue de las manos, ése sentimiento que no pueden negarselo, ni ellos mismos. Terminaron pasando la noche, en la casa de Angélica, aprovechando que la família de ella, no estaban, se amaron intensamente, enroscados, sintiendo el calor de su piel, cada vez, se les iba enrojeciendo más y más, por la intensidad pasional.
Angélica-¡Ohh, Gregory, mi amor, haz que ésta mágica noche no cese nunca! ¡Tan placentero y tan rico, permanecer arropada en tus brazos! ahora, si estoy segura que a tu lado nada malo me va a ocurrir, tu me protegerás con tu vida misma, si es necesaio, ¿no es verdad, mi amor?. Oh Gregory Gregory, Sigue así, no cambies nunca!.
Gregory-¡Si, amada mía, puedes darlo por hecho, nunca más me separaré de tí, lo nuestro es inquebrantable, nadie nos puede separar, y muchos menos, tú querida mía. Yo, tampoco deseo que ésta noche se acabe. Me encanta cuando extasiada, repites mi nombe, estoy embrujado por el placer que me otorgas.
Angélica- La noche es tan hermosa, te das cuenta de las estrellitas iluminadas que están en el cielo, es como si se multiplicaran por mil, ¡Es tan maravilloso, éste crepúsculo oscuro lleno de pequeñas constelaciones! ¡Tan repletas de hechizo, asombroso!.
Gregory- ¡Así es, mi Lucero! es un regalo caído del cielo. Parece que ha amanecido Angélica, ¡Vístete, ponte tu traje de montar que te voy a llevar y enseñar mi hacienda, en lo alto, hay unas hermosas llanuras!.
Angélica- ¡Espérame amor mio, no tardo, en cinco minutos estoy lista!, para embarcarnos juntos en una maravillosa y majestuosa aventura a caballo. Abrazados y acaramelados mutuamente. Viendo las laderas desde arriba y ése espectacular cielo azul despejado.
Dicho esto, ellos se encaminaron ambos repletos de felicidad, hacia un lugar glorioso, lleno de un hechizo de paz y armonía. Desde ése momento, sus vidas se unieron para siempre y supieron que jamás se iban a separar.
Autora: Sofi Piris
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Código 1804106521044 Fecha 10-abr-2018 7:30 UTC Licencia: Creative Commons Attribution 4.0
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