Margarita de esperanza floreciendo,
su confianza a pecho abierto, resurgiendo;
los bosques del silencio no la apagan,
sus rayos de alegría, luminosos, ¡se propagan!
Una luz desde el cielo la sostiene,
es la luz divina que aparece;
providencial, amorosa, silente,
¡Limpia sus lágrimas diligente!
Sus hojas marchitas se levantan,
la margarita altiva, se agiganta.
El dolor de sus vestidos mitiga,
¡Flor bendita de amable compañía!
Toda pena tiene su calmante,
todo llanto quien sus lágrimas enjugue;
yo tengo mi margarita valiente,
fuerte de alma y de mente,
¡Qué nadie me la robe o quite!
¡Margarita, margarita, mira arriba, al cielo!
Que viene del divino tu consuelo,
¡Aquél que sacia todos tus anhelos!
No hay bosque alto
o tenebroso,
mi niña, que aplaque
tu sed inmensa
de señorío y libertad.
¡Crece alto margarita,
siempre arriba, más alto!
Llega al cielo.
Autora: Edith Elvira Colqui Rojas-Perú-Derechos Reservados
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