Partida
Prendido en las solapas de este gran árbol,
está el inmenso horizonte de aquellos
recuerdos bellos, con los cuales he nutrido
mi corazón desde tu partida.
Quizás no recuerde el minuto exacto donde
tomé tu mano diestra para sellar con el metal
dorado ,nuestra común existencia.
Se han borrado de las tierras ,las huellas
del calzado de juvenil momento,
pero es aquel rio que cerca, y no lejano,
lleva en sus voces
el susurro hermoso de nuestros besos,
y la promesa enamorada de estar unidos,
hasta lo eterno.
Se fue tu carne,
se fueron tus huesos,
pero siento que estás aquí por siempre.
No están tus ojos,
no están tus cabellos,
quedan sólo las ventanas del universo,
para poder
buscarte entre esos pequeños puntos que
titilan en silencio
tan reales
tan ciertos.
Porque poseo la fe inmensa,
de que vives en las luces del superior
pensamiento.
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