Para una persona menor de 6 años, pensar hoy en septiembre es consumir casi el 10 por ciento de su vida. No es posible unir conceptualmente el final del presente curso con el principio de próximo. Sencillamente su capacidad cerebral no está para esos trotes. El final de sus procesos mentales empieza y termina en secuencias más cortas. Vivían hasta hace unos días en un mundo más o menos estructurado en la escuela con unas horas de entrada, otras de comer, otras de salida y por la noche a dormir y de pronto ya se pueden levantar a otra hora , vivir casi todo el día con el bañador puesto, entrar y salir del agua casi a discreción y conocer nuevos amigos. Y nada de escuela, adiós escuela hasta olvidarse de que existe. Después, cuando pase el verano, todo un mundo para ellos, ya veremos lo que nos depara la vida, pero eso queda tan lejos en este momento…
Cambiar los ritmos de vida puede tener su interés porque permite renovarse. Una vez que los ritmos quedan establecidos hay cosas que se ganan, una disciplina y unas secuencias que nos aportan seguridad y nos orientan sobre lo que está antes y lo que está después: nos ordenan la vida. Pero al mismo tiempo también nos definen de una manera concreta y nos fuerzan a representar un papel ante nosotros mismos y ante el grupo en el que nos desenvolvemos con lo que eso significa de opresión y de estancamiento. Todo esto es para decir que la convivencia como cualquier aspecto de la vida nunca es perfecto: nos protege de la incertidumbre y del caos, pero también nos oprime y nos limita y nos condiciona. Por lo que los cambios estructurales, como los largos veranos, nos liberan la mente de estructuras conocidas y nos permuten asumir estructuras nuevas en las que podamos desarrollar papeles desconocidos que amplíen nuestras capacidades mentales que, aunque no seamos conscientes, están llenas de sorpresas para nuestro desarrollo.
Por tanto, cualquier novedad es una crisis y una crisis es siempre una oportunidad. No hay que agobiarse con los cambios porque la propia percepción del cambio ya es un valor. El que un día amanezca y los pequeños no tengan claro qué van a hacer esa mañana permite a sus mentes desintoxicarse y experimentar el vacío de lo inmediatamente vivido. Pero esa misma experiencia del cambio, refrescante y liberadora se puede convertir en desconcertante y llevarnos a la desorientación si no se va llenando de contenido alternativo en días sucesivos. Cabe la posibilidad, ojalá que se cumpla en alguna medida, que los pequeños se centren en las necesidades internas de la casa: limpieza, compra, preparación de la comida…, situaciones completamente indispensables cada día, de las que con facilidad los menores quedan excluidos, sencillamente porque interrumpen más de lo que aportan. Y puede que desde el punto de vista adulto sea verdad pero hay que pesar el valor de cualquier conocimiento que se pueda adquirir y de su enorme importancia para el futuro. Nos pasamos la vida quejándonos de que los pequeños no suelen ayudar en la casa sin darnos cuenta de que a eso también se aprende y no precisamente en la escuela.
Disfrutar del agua, de la vida al aire libre, del conocimiento de nuevos vecinos y de juegos con estructuras más abiertas y elaboradas entre ellos…, un tipo de vida, en fin, que difiera sustancialmente de la que han tenido durante el curso, pero que no sea informe y desordenada sino que disponga de una estructura de orientación que permita a los pequeños vivir de otro modo y aprender que hay distintas maneras de organizar la vida y todas nos pueden aportar riqueza y aprendizajes que colaboran en nuestra maduración. Si logramos articular un tipo de vida veraniego en el que nuestros menores se sientan cómodos, los distintos periodos de la vida se pueden convertir en complementarios y útiles, aunque diversos, para nuestro desarrollo. Pues…, ánimo y a vivir, que son dos días.
Comentario
Interesante artìculo con reflexiones que debemos acatarlas con entusiasmo, felicidades amigo,un fraterno abrazo lleno de afecto.
Antonio, interesante y bien estructurado texto que disfrute
por su contenido profundo, gracias por compartir.
Mis saludos sinceros.
Precioso, felicitacionessssssssssssssssss
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