SUFRIMIENTO,
Cómo sufre mi espíritu al recordarte,
Sombrías las tardes que ayer fueron cálidas,
¿Cómo es posible que me pidas no amarte?
Cuando para mí tus promesas aún son válidas.
Acaso no te brindé mi amor y mi amistad,
Mis lágrimas que secaste tiernamente,
Dime por favor, en qué fallé, es hora de la verdad,
O pretendes que por ti sufra perpetuamente.
No quiero padecer el hálito de tu indiferencia,
Ni llorar en la soledad de mi pequeña habitación,
Si tú deseas agotar el amor y mi paciencia,
Prefiero retirarme y olvidar tus caricias y pasión.
Luis G Machado S.
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