Hemos comenzado a compartir en redes algunos extractos de testimonios que hemos grabado con alumnos.
Y el otro día, un amigo me escribió por WhatsApp para felicitarnos.
Este amigo se caracteriza por ser radicalmente honesto (y nos encanta).
Sus palabras literales fueron:
“Vuestro éxito es mi alegría, lo sabéis. Lo digo de corazón, lo sabéis.
Yo no creía en vuestro proyecto, os lo dije. ¡Bravo, bravo, bravo!
Me parece muy bien publicitar así con el testimonio de la gente.
Además, a la gente se la ve muy asentada, no flipadísimos.
Muy bien, bravo, enhorabuena.”
Eduardo y yo nos estuvimos riendo un buen rato.
Recordábamos claramente su cara cuando le dijimos hace 3 años que íbamos a centrarnos en este proyecto.
Nos miraba con cara de… ¿a quién carajo le va a interesar eso?
Él estaba convencido de que yo tenía que seguir metiéndole energía a mis cuentacuentos musicales.
Había estado un año recorriendo los pueblos de la zona en mercados de artesanía.
En esos mercados yo vendía mis libros, productos con mis ilustraciones y hacía el espectáculo para atraer gente y vender más.
Este amigo tenía también su puesto, en el que vendía productos de alimentación locales.
Y era súper fan de “Fresita”.
Pero llegó un momento en el que me di cuenta de que esa etapa había llegado a su fin.
Y cuando le dije que abandonaba la asociación de artesanos y me centraba en Íntegramente Libres, pensó que la estaba cagando.
Quiso convencerme de seguir ofreciendo mi espectáculo en ayuntamientos, pero yo ya no lo veía.
Así que nos hizo mucha gracia cuando nos envió el mensaje.
Lo más divertido es que ayer, cuando Eduardo fue al pueblo, se lo encontró en el mercadillo.
Le compró un queso y una mermelada de arándanos deliciosos.
Él volvió a insistir en lo mucho que le sorprendía nuestro éxito y añadió:
“Además, se les ve bien a vuestros clientes. No son unos locos.”
Cuando me lo contó Eduardo no pude parar de reírme en todo el día.
Todavía está muy arraigada la creencia de que pedir ayuda psicológica es para locos.
Pero nosotros estamos convencidos de que la mayor locura es no pedir ayuda.
Porque el ego solo quiere que estés por debajo de 200, según la escala del Dr. Hawkins.
Te mantiene sufriendo, luchando, sintiendo que todo está en tu contra, enfermando y esperando que el tiempo lo solucione todo.
Pero el tiempo no soluciona una mierda.
Lo único que soluciona las cosas es lo que tú decides hacer con tu tiempo.
Y el tiempo que invierten nuestros alumnos es realmente transformador.
En la siguiente página están los testimonios completos, para que los escuches de su propia voz.
Verás que no son unos locos, sino personas realmente cuerdas y muy felices.
Aquí
Con amor, Sara y Eduardo
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