DESEOS DE OTOÑO

[Alida I. Gómez]

 

 

DESEOS DE OTOÑO

No sé si estarán de acuerdo en el nombre que le puse, DESEOS DE OTOÑO; me pareció apropiado.

Antes de este domingo 13 de abril y en los 4 domingos anteriores.

Ha estado visitando diferentes pueblos de la isla... con la necesidad de cambiar algunas aptitudes...

Estas visitas eran en compañía de personas mayores, diría que de sobre 65 hermosos años.

En verdad fue algo maravilloso... Dejé eventos importantes por acudir a estos compromisos que había de antemano contraído.

Pero dentro de muchas cosas que pasaron y que iré contando, le hablaré de esta. ¿El porqué? Como decía mi abuela, "sábame Dios".

Había visto a don Emeterio en algunas ocasiones; anteriormente, don M... así le decían... Era atento, siempre venía y me ofrecía algo... Diría que no solo a mí...

Después de algunos días recibí una llamada de él... Mucha gente ante las llamadas inoperadas dice adiós, y ¿cómo consiguió usted mi número? Ufff... Yo no... Me es grato recibir llamadas... Lo entendí con la amabilidad que él proyecta.

Me pregunto si podía volverme a llamar... Le dije que sí, y así lo hizo a diario... Me encantaba oír sus historias de su juventud. Ah, no dije que don M tiene 86 hermosos septiembres.

Ah, también que este grupo es mayormente para personas que hayan logrado cosas... fuera de lo común... y/o personas con algún tipo de impedimento (como es mi caso)... Me contó cosas de su pasado y sus luchas por llegar a donde llegó; diré algo corto de su perfil.

A los 7 años su madre murió; luego, 2 más tarde, el padre... Eran 8 hermanos; él es el penúltimo y yo diría que el aventurero... Él dice que, como era de los más pequeños, las hermanas lo sobreprotegían... y que a los 16 se fue a la

Ciudad capital, allí comenzó a trabajar en lo que encofraba... y tuvo algo de suerte; además que era bien parecido, era trabajador... y era una época diferente... La gente copiaba más. Un Sr. de una tienda muy famosa en el viejo San Juan le tomó tal cariño que de limpiador de piso... pasó a ser vendedor de esa tienda, la más cara en zapatos de hombre. De ahí en adelante fue subiendo; fue chofer del carro del dueño... pero de estudiar nada... Cerca de la tienda había un restaurante al cual los domingos él le trabajaba. Me contó que un domingo el cocinero faltó y él lo sustituyó; ahí cambió todo. El dueño le sugirió que se fuera a aprender cocina... Y como en esa época no necesitaba escuela normal, como dice él, aprendió y por 30 años fue uno de los mejores banqueteros de los hoteles de lujo. Trabajó normal en un hotel reconocido mundialmente... y lo llamaban de otros para los grandes banquetes... Él dice que nunca fumó, no bebió, pero era fanático del baile...

Al morir su esposa, se mudó de la casa que compartieron; se fue a una égida, de ahí que después que se incapacitó por dolencias de la espalda... trató y trata de seguir adelante.

Va a las mencionadas giras... Lea las... Le llaman el bailarín; baila con todas las que así lo desean en un ambiente sano.

¿Por qué lo cuento?

Bueno, amigo, que lees esto, EL ALMA NO ENVEJECE”.

Y menos los deseos de seguir... Nosotros, después de que nuestros hijos se casan, seamos casados o viudos... a veces nos sentimos solos...

Estas giras que salen de algunos centros comerciales son acudidas por muchos mayores, pero... para todo siempre lo habrá... y no es del todo malo; eso nos ayuda a buscar más, ir tras algo.

Muchos no van a menudo por los gastos que a veces ocasiona.

Hasta otra ocasión.

Ali

Publicado por Alida I. Gómez el 1 de septiembre ||| de 2014

a las 5:00 pm

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Deseos de otoño

[Elìas Antonio Almada]