EL AMOR LLEGA SIN AVISO

💎⭐🌈

En un día de esos lluviosos de enero.
Salí a visitar a mi tía, en un pueblito cercano.

A mitad de camino... decidí detenerme en una gasolinera.

Y echar más gasolina.
Me alineé y un señor sentado en una silla vieja.

En una esquina, guareciéndose con un viejo paraguas.

Se levantó, se acercó a mí.
Y me dijo que él lo haría.
Me dijo luego que mi carro tenía una llanta baja en aire.
Me indicó hacia dónde estaba la bomba de aire.

Y de nuevo él lo hizo.
Lo miré y lo encontré flaco, como si lo estuviera pasando mal.
Qué pena... Pensé que me hizo seña de que ya había terminado.
Y yo busqué en mi cartera y le di dos dólares.

que de ninguna manera quería aceptar.

Insistí y nada.

Me bajé y sutilmente se lo puse en el bolsillo de su camisa.
Sin esperar reacción, me monté en mi carro y me fui.
En algunos momentos durante el día seguía pensando en él.
Pasaron algunos días.
En la iglesia a la que asisto hicieron una campaña de ayuda.

Para personas con alguna necesidad,
Se me ocurrió la idea de invitar a este Sr.
En la tarde fui a la gasolinera, que era bastante retirada de mi casa; no lo encontré. Le pregunté al joven de la cabina.
Le relaté cómo lo conocí y, preocupado, me dijo:
Ah, sí, ese es don Raúl.

Pero él no está; si quiere dejarle algún mensaje,
Le dije que sí... No vi. Nada malo.

Además, quería hacer algo.
Le dejé mi # de teléfono.

Le expliqué al joven de qué se trataba sin muchos detalles.

Y que yo quería ayudar.
Regresé a mi trabajo.

Y en la noche recibí la llamada de él.
Se identificó. Le dije: "¿Me recuerda?".

Dijo sí.
la joven del carro caro

Jamás pensé que mi carro fuera caro.

Sí que era bueno, eso sí.
Pero le dije: "No, no...".

Soy la joven que Ud. ayudó hace unos días atrás.

interrumpió
Y me dijo que sí, sí.

La recuerdo bien; le expliqué lo que había decidido hacer.

Y acepto,
Le dije que el domingo iría por él.
Y que si me lo permitía, le iría a buscar.

Pensé para mí que le compraría algo de ropa.
Así lo hice.
Cuando llegué a buscarlo, ya estaba allí.

Con la misma ropa del día que lo conocí.
No puedo decir que estaba sucio.

Tampoco olía mal.
De camino decidí que se arreglara en casa de mis padres.
Digo, porque no se vería bien que lo llevara a mi departamento en la ciudad; llegué a casa de mis padres.
Papá no estaba, gracias a Dios.
Pero mamá, con su corazón noble y teniendo de antemano conocimiento de lo que yo quería hacer.

Lo trato y le ayudo para que se arreglara.
Lo llevé a la iglesia.

No hablo nada por el camino.

Le hablaba y solo movía la cabeza diciendo que sí o que no.

Todo fue muy bien.
Al salir de la iglesia le dije que si quería algo de comer.
Me dijo que si yo quería.
Yo, para que él lo hiciera, le dije que sí.
Pero no me bajaría en ningún sitio.

No sabía si tenía dinero o no.

Y no quería que se sintiera mal si yo pagaba.

Nos paramos en un sitio de descanso.

Y allí comimos.

Tenía una mirada algo rara, no sé.
Me dijo que lo dejara en la gasolinera y así lo hice.
Pasaron los días y el sábado recibí su llamada.
Me decía.

¿A qué hora lo recogería en la mañana?
Me dio algo de sorpresa.

¿Por qué yo no me atreví a llamarlo para que fuera?

Pensando en no ser pesada,

Pero lo fui a buscar.

En la mañana no se parecía a él.

Totalmente diferente, bien vestido.

Hasta con corbata y olor suave.
Veníamos de camino y me preguntó.