Somos muchos, los que al día de hoy, nos consideramos -a pesar de nuestros años-. jóvenes de corazón, en cambio poco o casi nada, recordamos de nuestra pasada juventud...
Hemos llegado por fin, a olvidarnos de aquellos tiempos en que nos embargaba la tristeza, al recibir un desplante injustificado, o una mirada inoportuna...
Si nos hablan con sentido y rigor, nos ayuda a fortalecer nuestras ilusiones.
Queremos recuperar, ese corazón hoy enmudecido, cual las ruinas de un templo vacío y sin luz alguna...
Somos conscientes, de que nuestros recuerdos, son mucho más fuertes que los olvidos.
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