Arrebátame el beso de la pasada noche, y déjame sólo con la mentira y el dolor. Has de saber, que mi calle, está roja de amor, y turbia de besos. Tibia de luna, y deslumbradora de estrellas. Te quero pero no deseo ser corazón de candela, a pesar de que tu amor, se adhiere a mi cuerpo como enredadera. Ignoro el mortivo que te indujo a venir a mi encuentro, después del tiempo transcurrido, pues mi agua estaba serena, y mi ajado y triste corazón acostumbrado a la pena. ¡Ojalá que la vida no permita que perdamos el romanticismo, a pesar de ser conocedores de que las rosas tienen espinas!!.
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