Aun hoy, a pesar del tiempo transcurrido recuerdo el
primer día que me encontré contigo. Mi corazón de
madera, floreció con un verde nuevo, y por mi sangre
corrió un escalofrío, que me dejó traspasado en medio
de la plaza del suspiro.
Reconozco, que nunca quise de ese modo, estoy
ebrio de cariño y desnudo de conveniencias...¡Como
quijote con armadura de lirios!!.
Se, que te quiero, del mismo modo de día que de
noche, y también, cuando el trigo le habla de amor
a la tierra que lo alimenta..
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