En ciertos momentos, he llegado al convencimiento,
que la inmensa mayoría de nosotros, formamos parte integrante,
del concierto que emite la vida..
Somos como gorriones del alma, que por causas diversas,
deciden volar, con su danza peculiar, en el marco azul,
de ese cielo que tenemos por techo, en los atardeceres
primaverales..
Entiendo, que somos espuma, suavizando el olvido de
situaciones indeseadas, logrando entrar en el eco de la vida,
con la sana intención, de recoger, todo cuanto de bueno y agradable
está flotando en el aire.
¿Quién no adora la calma que alimenta nuestros sentidos?
¡Los luceros, vigilan a la luna plateada, mientras ella,
emite un canto de diosa de los mares!!
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