Estoy embelesado, escuchando el rumor que proviene
de esas rocas negras, y verdes de algas que rompen
el envite del oleaje en la bocana del puerto...en el
aire flota un aroma a sal y yodo.
Se, que no soy duende no entiendo de sortilegios
ni de milagrerías, pero seguiré a la espera de ver
llegar la lluvia -tan necesaria- sin son enlutado...
Guardaré en mi memoria, el grato recuerdo de tus
sienes azuladas y ese aroma tan especial que ha
logrado hechizarme.
Te visitaré de día, y por las noches me impregnaré
del aroma de azahar y jazmines del barrio donde
resido.
Al llegar la noche, intentaré dormir al amparo de
la sombra!!
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