Biógrafo
Escritos en los pilares de mi alma,
en los fuertes sostenes de mis estructuras ,que se arquean
para sostener los vientos de la vida.
Las pequeñas brisas,
los grandes vendavales, que tratan de derribar en lo que he creído.
En lo formado por las techumbres del hogar, donde crecí
creyendo en lo superior.
En aquellos ruidos cotidianos del destino.
Como líneas férreas que resisten los movimientos bruscos,
los cambios naturales que la tierra muestra, en sorprésivos instantes,
trato sólo trato,
de ser fiel con los campos valóricos, por los cuales he luchado
ferozmente ,
la formación del paternal cobijo.
Deseo morir creyendo en ellos,
no sucumbir ante el llamado tentativo, de cambiar hasta decir,
soy otro.
Jamás desconocer aquel niño ,que miraba sonriente el
espejo de la abuela generosa.
Si he de cambiar, que sea para enmendar los rumbos equivocados.
Las rutas del cartógrafo equivocado.
Porque sigo siendo en cuerpo,
en alma.
El inocente muchacho que cree en el ser humano.
En la indómita pradera maravillosa, que hay que visitar en las letras,
o con el manto de mis ojos.
Porque sigo siendo el sonriente farol ,de gran conciencia.
El soldado de la cohorte valerosa,
que dará su vida, por lo que cree,
por lo soñado.
Aquel que pensará hasta siempre,
en la humana caridad de la conciencia.
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