Me convertí en centinela, para velar por tu seguridad,
diariamente..
Te quiero tanto y tanto, que la gente incauta,
me señala como si fuera un apestado, un bicho
de especie rara...
¡Pero que feliz se sentía, el puente de ese amor nuestro!!
Todo seguía marchando bien, hasta que un determinado día,
salió de la gruta de tu boca, un " no te quiero"..
Y fue entonces, cuando mi tapia de vidrios y acero, al escuchar
tu voz, se vino al suelo en un escombro..
La saliva de mi boca, se hizo nieve, hasta tal punto,
que me sentí morir, al igual que lo hace un jacinto, apoyado
en la rosa de tu hombro.
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