Cada mañana, solemos abrir los ojos, con la finalidad
de verle la cara al nuevo día. En la ciudad que nunca
duerme, se restablece la rutina diaria, sus gentes se
integran a las ocupaciones más diversas y variopintas.
La prisa por llegar al lugar de ocupación, o centro de
trabajo se acrecienta, perdiendo incluso la buena
costumbre del saludo, propio de las buenas relaciones
sociales.
Resulta curioso observar, como sólo en contadas
ocasiones, decidimos ver la parte buena o positiva de
las personas, en lugar de fijarnos en la negativa.
¡Todos los días son buenos para descubrir nuevos
aspectos y algún que otro acto valioso!!.
Deberíamos, hacer un alto de vez en cuando en nuestra
carrera diaria, para contemplar cosas agradables de
nuestro entorno...
¡Todos tenemos derecho al enfado, al triunfo, al fracaso
y las ilusiones, a tener buen o mal día, a ser feliz
y a vivir en paz!!.
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