Ella daba la ligera impresión de estar como ausente, inmersa en sus pensamientos.Yo contamplaba las llamas del hogar escuchando con embeleso su crepitar. Llegó el momento de comentarle el motivo de su extraña conducta. Entre nosotros la relación era totalmente normal ya que no existía causa o motivo alguno que la alterara. Ella por otra parte sin abandonar su conducta seguía con la mirada perdida y me comentó que no intentara utilizarla, ni tampoco ignorarla.¡Conquístame de nuevo o déjame!. Esa fue su última petición.
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