El origen que desluce nuestra vida, reside con frecuencia en la costumbre
de juzgar nuestros actos y los de los demás.
Quien juzga, termina emitiendo un veredicto, al que sigue el pertinente
castigo. Pero en este caso, el más castigado es el propio juez.
Este mal hábito, suele ir acompañado de una dependencia de las opiniones
ajenas, provocando padecimientos sin ventaja alguna, y si inconvenientes.
Nunca debemos renunciar al derecho a equivocarnos, para no perder
cosas nuevas que nos permitan avanzar en la vida.
Los pensamientos negativos, nos proyectan hacia atrás, en cambio los
positivos lo hacen hacia adelante.
¡En la corrección de los malos hábitos, se encuentra la clave para
desintoxicar la mente!!.
¡Podemos verter la energía bloqueada en nuestra mente, en acciones
altruistas que llenen de sentido nuestra vida!!.
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