El bichito que ni siquiera es un ser vivo y que sólo es capaz de actuar una vez que se adhiere a un organismo vivo lleva ya la bicoca de más de 14 millones de infectados en todo el mundo y supera los 600000 muertos. Estos son hechos constatados y sobre los que no caben opiniones. Se dice que no estamos sino empezando pero también se dice que sabemos muy poco del proceso que se inició con este covit 19. Hemos vivido hasta el momento todo tipo de previos. Desde quien como China nos asombró por febrero cerrando a cal y canto a millones y millones de personas las fronteras de los domicilios y unos meses después se nos presentó libre del virus, hasta quien se reía en nuestras narices, tildándonos de pusilánimes y desafiando abiertamente a los criterios científicos. Ahora casi todos se han contaminado y ahí andan sobreviviendo como pueden con la sonrisa helada en la boca. Otros intentaron ofrecer una actitud razonable y hoy se encuentran en plena disputa acusándose entre ellos de si el virus es galgo o es podenco, cuando la única verdad es que hasta el momento está pudiendo con nosotros.
Esto, así a grandes rasgos, por dar una visión de conjunto. Tal vez convenga completar que lo que no ha faltado desde el primer día es la perorata de quién va a ser el primero en ofrecer al mundo una vacuna lo antes posible. Si por los voceros fuera la vacuna andaría ya por las calles buscando clientes, que es lo único que les interesa a unos y a otros. Las opiniones más rigurosas han puesto en cuarentena tanta alaraca y tanta balandronada, haciéndonos conscientes de que habrá una vacuna o varias vacunas sin duda, pero no cuando digan los voceros interesados sino cuando se cumpla el proceso científico que cualquier vacuna precisa, una de cuyas particularidades se llama tiempo porque los pasos indispensables han de cumplir los rituales de rigor. En realidad lo que busca cada uno no es la vacuna, que seguro que también, sino que la mirada del mundo se centre en su discurso para ganar mercado mientras admiran sus falaces argumentos y su proceso. Tendremos vacuna, eso sí, pero cuando sea posible.
Por centrarnos en España, que es desde donde escribo, parece que empezamos a combatir en serio al virus un poco más tarde de lo conveniente, claro que eso es muy fácil señalarlo en este momento, a toro pasado y viendo lo que sucede en el resto del mundo. Esta tesis ha sido capitaneada por la oposición política, primero porque es su obligación para cumplir el papel que la sociedad le ha otorgado, pero también porque andamos metidos hasta las trancas en cuestionar el gobierno de coalición, instalado en el poder, que dispone de una mayoría débil y que la oposición ha considerado desde el primer día que puede hacerle la vida imposible si aprieta lo suficiente, exagerando las críticas a cualquier medida de gobierno, tanto si hay suficientes argumentos para ello como si no. Y aquí andamos, con un clima político exacerbado, sin una alternativa viable que pudiera suceder, en el caso de que el gobierno cayera, cosa que hasta el momento no ha sucedido ni tiene trazas de que lo vaya a hacer, y cada día un poco más cabreados.
Estamos en plena oleada de brotes y rebrotes, dándonos cuenta de que la pobreza existe con virus y sin virus y de que los pobres, los abuelos de las residencias y los temporeros de la fruta, no solamente son los más feos y los que peor huelen sino que son los que más transmiten el virus porque son los más frágiles. El caso es que estamos dando señales de cumplimiento de las normas en su mayoría desde el principio, pero hay grupos cada vez más descreídos, seguramente arropados por estas críticas sin mucho fundamento que buscan otros intereses partidistas por encima que resolver la crisis sanitaria. Como muestra, un botón. Esta mañana he leído en la prensa que ayer se produjo un partidillo de futbol aficionado entre dos equipos: los contagiados y los libres de contagio. Sé que en España somos capaces de esto y de más. Este país es siempre capaz de las más extremas actitudes cuando quiere expresar el hartazgo, en este caso de la pandemia que nos invade. A esto se le llama tirar por el camino de en medio.
Comentario
Tal vez convenga completar que lo que no ha faltado desde el primer día es la perorata de quién va a ser el primero en ofrecer al mundo una vacuna lo antes posible.
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