Hoy me siento desencantado, ésta noche no hay farolas que alumbren mi calle, espero y deseo que al llegar la mañana, pueda alegrarme viendo las flores que adornan los balcones. Deseo de nuevo sentir ilusión, y olvidarme de las heridas sufridas en distintos puertos. No quiero seguir siendo ese viajero que navega por mares con olas y tempestades. Intentaré llenar el vacío que me inunda, dejando caer semillas en el camino, antes de que se fugue el tiempo. Ahora los luceros quedarán huérfanos sin puerto. Las nubes son alas y silencio sin consuelo. No anhelo terminar suspirando con el trinar de los recuerdos, ni olvidar aquellos besos perdidos en medio del silencio. Es bueno y conveniente de vez en cuando, escuchar las voces que salen de las heridas del alma.
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